‘El dilema de las redes’, uno de los documentales más vistos de la plataforma Netflix en todo el mundo, abre el telón con una cita de Sófocles: “Nada grande acontece en la vida de los mortales sin una maldición”. Antiguos trabajadores, diseñadores e ingenieros de gigantes tecnológicos como Google o Facebook, entre otros, nos avisan de la magnitud de esta maldición, que no es otra cosa que saber de qué manera y cuánto repercute en la vida de los usuarios, o de los “mortales” de los que hablaba Sófocles, el uso cotidiano e indiscriminado de las redes sociales.
Esta película documental combina los testimonios de varios ilustres exempleados de Silicon Valley con la dramatización de una familia adicta a las pantallas. Son los inventores, los creadores y los diseñadores de estas herramientas tecnológicas los que ahora denuncian que han dejado de lado ese papel utilitario y los que advierten con conocimiento de causa sobre la enorme capacidad de manipulación que tienen sobre nosotros las redes, cuya dimensión se extiende hasta niveles inimaginables.
Algunas académicas y académicos, junto a inversores y antiguos cargos importantes de Instagram, Youtube, Twitter, Google, Pinterest o Facebook, destapan el hermetismo de la industria y confiesan abiertamente los impulsos reales que mueven a estos gigantes, que podría resumirse en su voluntad de “arrebatarnos todo el tiempo posible de nuestras vidas”, tal y como confiesa Tim Kendall, exdirectivo de Facebook y de Pinterest.
Arrepentidos de ser el “puñado de hombres blancos que toman las decisiones que repercuten en 2.000 millones de personas”, como afirma Tristan Harris, exdiseñador ético de Google y presidente e impulsor del Center for Humane Tecnology (CHT) que aboga por una humanización de los procesos tecnológicos y su aplicación, todos estos altos cargos de las principales tecnológicas del mundo confiesan en el documental los motivos que les hicieron huir de sus puestos ejecutivos. Destapan abundantes y abrumadores datos sobre el impacto negativo en la salud tanto física como mental y en etapas como la adolescencia, además de su incidencia en tasas de suicidio, inseguridad, polarización, y, por supuesto, en las adicciones.
A estos índices negativos tan elevados y marcados no se ha llegado de una forma casual. Las plataformas buscan programar nuestro subconsciente para modificar y automatizar ciertas conductas de manera intuitiva, en la dirección en la que ellas desean y sin que seamos ni conscientes ni capaces de percibirlo. Jaron Lanier, pionero en realidad virtual, garantiza que “el producto es el cambio gradual, leve e imperceptible en tu comportamiento y percepción. Eso es el producto”.
Tenemos la errónea concepción de que las redes sociales son plataformas gratuitas donde interactuamos los usuarios. La realidad es que venden a los anunciantes certezas, la capacidad de moldear nuestras mentes y el poder de conocer con precisión nuestros comportamientos. Desplazamiento automático e infinito, botones de me gusta, vídeos recomendados, notificaciones dispersas o recompensas intermitentes son los premios que nos hacen estar enganchados a nuestro “chupete digital”.
Con el fin de ofrecer soluciones reales y efectivas al problema que causaron y que considera que deben solucionar, Tristan Harris fundó en 2013 el Center for Humane Technology con el fin de “reimaginar la estructura digital y conducir hacia un cambio comprensivo en la tecnología humana”. La presentación ‘A Call to Minimize Distraction & Respect Users’ se hizo viral en su momento y actuó como punto de partida de su plataforma y batalla ética a través de la cual proponen un diseño que reduzca la distracción e interrupciones y exponen las vulnerabilidades de los usuarios de las que se aprovechan las grandes tecnológicas.
Esta problemática con el uso, el tiempo y la dirección que imponen en nuestras vidas las redes sociales es una cuestión que nos preocupa a todos o que, al menos, debería hacernos reflexionar a todos. El movimiento CHT incluye una serie de podcast en los que el propio Tristan Harris y Aza Raskin, el otro cofundador del movimiento, reflexionan con sus invitados y buscan alternativas más éticas en esa carrera disparatada y normalmente carente de escrúpulos por conseguir nuestro interés y nuestro tiempo. ‘Your Undivided Attention’ (‘Tu íntegra atención’) está disponible en diferentes plataformas y en próximos artículos de nuestro blog nos sumaremos a sus reflexiones y a su búsqueda incesante de soluciones.