En España, desde que en 2007 se aprobó la ley 27/2007, la Lengua de Signos es considerada de manera oficial una lengua más del Estado, en concreto, la ley reconoce a nivel oficial dos lengua de signos; la lengua de signos española (LSE) y la lengua de signos catalana (LSC). Esto denota que la lengua de signos no es un simple sistema de comunicación, sino que al ser reconocido como lengua, es considerado un modo de expresión propio de una comunidad que habla y se expresa a través de una misma lengua, compartida por todos los miembros, y que, además tiene su propia estructura gramatical tanto a nivel sintáctico, morfológico como léxico.
Cada lengua comprende una forma de interpretar la realidad y en cierta forma una identidad cultural, por lo que la lengua influye en la forma de adquirir el conocimiento, en manejarlo y en cómo utilizarlos para resolver problemas o como relacionarse con el resto de personas del entorno.
En el mundo Sordo, al igual que alrededor de otros muchos colectivos, giran multitud de estereotipos, creencias y mitos entre la comunidad oyente que en algunos casos delimita la adaptación de la Comunidad Sorda. En España hay más de 1.000.000 de personas con algún tipo de disfunción auditiva según el INE, lo que aproximadamente representa el 8% de la población.
“Las personas al igual que las aves, son diferentes en su vuelo, pero iguales en su derecho de volar”
La pérdida auditiva, cuenta con una serie de factores como la intensidad, las causas, la localización de la lesión, el momento evolutivo en el que aparece… De esta forma, se habla de hipoacusia en aquellos casos en los que hay algún nivel auditivo, mientras que se denomina sordera o anacusias a aquellos casos en los que la pérdida auditiva es total y no pueden ajustarse a ningún tipo de intervención o de ayuda técnica.
Es necesario indicar que llevar audífono o implante no hace que una persona hipoacúsica o sorda logre escuchar igual que una persona oyente. En algunos casos, la escucha de ruidos puede llegar a ser incluso molesta, además de no poder llevarse en todo momento o en todas partes, por ejemplo, estos implantes no pueden llevarse en piscinas, playas…
Que una persona sorda pueda aprender a hablar y comunicarse de la misma forma que una persona que nace oyente, o que todos los tipos de sordera se pueden “curar” mediante el uso de la tecnología como en el caso de los audífonos o los implantes cocleares, o que todas las personas sordas pueden leer los labios… son algunas de falsas creencias que pueden afectar a la integración en la sociedad actual de este colectivo.
En general, se encuentran dos tendencias: los oralistas y los gestualistas. Los primeros abogan por dar prioridad a aprender la lengua oral usando métodos como el sistema bimodal o la palabra complementada. Ambos sistemas son sistemas aumentativos que usan la estructura de la lengua oral, a la que se añaden signos o parámetros estructurales manuales que ayudan a la comprensión de la estructura gramatical de la lengua oyente y a su fonación.
Mientras que otros, los gestualistas, son defensores de la lengua de signos, no sólo como identidad propia de los sordos, sino porque al ser una lengua con su propia estructura gramatical, favorece la interpretación de la realidad a través de una lengua propia.
Mayoritariamente, la tendencia es fomentar el uso de distintos sistemas de comunicación para que la persona sorda tenga más oportunidades y herramientas de comunicación con las que enfrentarse al mundo. Así, de la misma forma que hay niños oyentes que aprenden desde pequeños varias lenguas, los niños sordos además de la lengua de signos, aprenden otras modalidades de comunicación, incluyendo la comunicación oral.
Para muchos sordos la integración es incompleta ya desde la escuela infantil, por lo que los objetivos de las asociaciones y fundaciones nacionales como la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) o como la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (Fiapas) trabajan en la defensa de las personas sordas y por su plena inclusión en todos los niveles, especialmente en el nivel educativo.
Hay que tener en cuenta que la estructura de la lengua de signos es diferente a la lengua oral y que por lo tanto para los sordos su lengua de signos le aporta de una manera más visual y sobre todo completa, la información. Esto es debido a que se incluyen aspectos morfosintácticos del lenguaje que facilitan la comprensión y añaden, entonación y expresividad al mensaje. Esto por ejemplo, no se puede conseguir con los subtitulados en la televisión o el cine.
Se ha avanzado mucho y se sigue avanzando por la inclusión de las personas Sordas en la sociedad, no obstante, es importante que la comunidad oyente se familiarice con las características de las personas sordas; conocer los principios básicos de la LSE favorece su integración, y la normalización de la variedad y diversidad de la sociedad actual.
Desde Divulgación Dinámica, a través del curso de LSE, se pretende acercar esta rica lengua, para que pueda ser aplicada tanto en el terreno personal, profesional o social con lo que poder realizar un intercambio comunicativo en situaciones y contextos variados.