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¿Qué son los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP)?

La comunicación y acompañamiento que se hace en las primeras horas destinadas a ayudar a todo tipo de población afectada por un incidente crítico reciben el nombre de Primeros Auxilios Psicológicos (PAP).

Son técnicas basadas en la evidencia que, con el objetivo de reducir el estrés y fomentar la adaptación y el afrontamiento a corto, medio y largo plazo se aplican en las primeras horas. Tras las primeras 72 horas ya no son las técnicas adecuadas siendo necesario, es estos casos, un apoyo psicológico más especializado.

De forma general, los Primeros Auxilios Psicológicos pretenden:

  • Brindar escucha y apoyo práctico de manera no invasiva.
  • Ayudar a las personas a atender sus necesidades básicas y preocupaciones.
  • Ayudar a las personas a acceder a información, servicios y apoyos sociales.
  • Proteger a las personas de otros peligros

Los primeros auxilios psicológicos puede llevarlos a cabo cualquier persona que posea los conocimientos sin necesidad de ser un profesional. No son procedimientos que solo puedan proporcionarse por profesionales de la salud mental y, de hecho, lo ideal sería que toda la población supiese aplicarlos ya que nadie está libre de vivir o presenciar catástrofes o situaciones traumáticas y, ¿no conocemos todos otras técnicas de primeros auxilios como la Reanimación Cardiopulmonar (RCP) o la maniobra de Heimlich?

¿Cómo se aplican  los PAP?

  • 1) Solicita ayuda:

    Solicitar ayuda a los servicios necesarios en caso de que no estén presentes aún (ambulancia, policía, bomberos, etc.), así como tratar de avisar de lo ocurrido a familiares de los afectados.

  • 2) Toma un primer contacto con la persona afectada:

    Para ello:

    Retirar a la persona en la medida de lo posible de la situación tensa, llevándola a un lugar calmado. Se procurará buscar un lugar que se encuentre alejado de la situación estresante. Se deberá evitar ver, oír, oler o presentir todo lo relacionado con el trauma.

    Sentarse al mismo nivel y al lado de la persona. Pedir permiso para hablar con la persona. Presentarse y explicar que está ahí para ofrecer ayuda. Mantener contacto visual y físico (este último pidiendo permiso, pues a algunas personas les puede resultar incómodo).

  • 3) Atiende a las necesidades básicas de la persona:

    Dar agua, comida, ayuda médica, evitar el frio o el calor, solucionar donde va a pasar la noche, con quien se van a quedar sus hijos, etc. Estabilizarlas emocionalmente si es necesario.

  • 4) Muestra interés:

    Mostrar interés preguntando a la persona qué ocurrió, aunque si no quiere hablar, se le debe permitir. Escucharemos a las personas a su ritmo, sin forzarlas a hablar. No lo presione para que le dé detalles del trauma o pérdida.

    A la hora de escuchar, es importante hacerlo con escucha activa, empatía, y validando emocionalmente a la persona, recordando y haciendo explícito que lo que le ocurre tiene sentido debido a la situación que está viviendo . Esto es necesario porque en ocasiones la persona puede tener la sensación de estar volviéndose loco y perdiendo el control.

    Seremos amables y comprensivos con las personas que se comportan de manera exigente, demandante o irritante.

    En las respuestas, es importante evitar frases que ofrezcan falsas esperanzas sobre la situación, tales como: “no te preocupes”, “ya verás como todo sale bien”… No restaremos importancia a lo ocurrido y no haremos falsas promesas bajo ningún concepto ya que, en este caso, desconfiaran de nuestra capacidad de comprensión y empatía.

    Hablaremos de manera pausada, tranquila y sin estridencias. No debemos dramatizar.

  • 5) Analiza el problema:

    Analizar el problema examinando el pasado y el futuro próximos de la persona para conocer qué aspectos deben abordarse de forma inmediata y cuáles pueden dejarse para después.

    En este sentido, suele aportar seguridad y devuelve la sensación de control a los afectados, establecer un orden de acciones a llevar a cabo. Para ello, se debe ayudar a la persona a centrarse primero en sus necesidades más urgentes, y a identificar lo que puede esperar en las próximas horas o días. A medida que se van resolviendo algunos problemas, se va adquiriendo un sentido de mayor control de la situación y se refuerza así la propia autoestima y capacidad de respuesta ante la crisis.

    6) Usa los recursos personales:

    Barajar los recursos personales que las personas han estado utilizando hasta el momento, o que han usado en otras situaciones de estrés en su vida, y pensar qué otras cosas podrían hacer, proponiendo alternativas pero sobre todo reforzando los recursos propios. A menudo, en situaciones de crisis las personas tienden a la inhibición.

    No hay que resolver todo los problemas a las personas afectadas, pues así las invalidamos. Hay que favorecer la recuperación del control de parte de su vida.

  • 7) Ayuda a ejecutar el plan de acción:

    Ayudar a ejecutar el plan de acción si es necesario y acompañar a la persona manteniendo contacto con ella si es posible durante un tiempo posterior.

  • 8) Ofrece información de los recursos disponibles en la comunidad:

    (Servicios sociales, atención psicológica, refugios…) así como de la evolución de la situación crítica, siempre siendo sinceros para aportar seguridad, pero sin dar detalles innecesarios que puedan causar más dolor.

    Para proporcionar información específica sobre el suceso y poder corregir posibles creencias erróneas de la persona debido a la situación en la que se encuentra, es importante estar bien informado sobre lo que ha ocurrido.

  • 9) Conecta a la persona:

    Conectar a la persona con sus seres queridos y con el apoyo social existente, pues se ha demostrado que las personas que se sienten con un buen apoyo social después de una crisis reaccionan mejor que los que no se sintieron bien apoyados.

    Reuniremos a los familiares o figuras de apoyo. En el caso de los niños es muy importante mantener a los familiares próximos cerca en la medida de lo posible.  Ofreceremos ayuda religiosa en su diversidad, conforme a las necesidades de los afectados.

A la hora del cierre y, al igual que hemos hecho al inicio, deberemos explicar que nos marchamos y cuál va a ser el proceder a partir de ese momento.

No dejaremos solos a los afectados, nos marcharemos cuando llegue la red de apoyo social de la víctima o, en su defecto, otra persona que pueda seguir dando apoyo.

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