El efecto Zeigarnik o la tendencia del ser humano a recordar más las tareas inacabadas que las tareas que ya finalizó, debe su nombre a Bluma Zeigarnik, psicóloga soviética que, en su etapa de estudiante vivió un curioso evento. Todo empezó tomando un café cuando Bluma observo a un camarero que, al parecer habría olvidado rellenarle su taza de café, algo que por entonces era normal.
Según observaba, los camareros podían recordar sin problemas una larga lista de pedidos aún pendientes de servir, mientras que no recordaban nada de los pedidos recién servidos y ya completados. Es decir, sólo recordaban aquellos pedios que estaban en proceso de servirse y, una vez completados, se olvidaban rápidamente.
A partir de la observación de este fenómeno, Zeigarnik comenzó a elaborar su teoría comprobándola de manera experimental a través de un sencillo experimento consistente en pedir a un grupo de estudiantes que llevaran a cabo unas 20 tareas sucesivas (rompecabezas, tareas manuales, problemas de aritmética, etc.) con la particularidad de que, en determinadas tareas les interrumpía cuando estaban a mitad de camino de resolverlas.
El estudio demostró que los participantes recordaban mejor las tareas que les habían impedido completar al interrumpirles que las que ya habían terminado: cuando se terminaban las tereas se olvidaban más fácilmente.
Más de cincuenta años después se retomo el mismo estudio pero, en este caso los participantes tenían que hacer un puzle muy complicado. Se les interrumpió un poco antes de que pudieran resolverlo y se les dijo que el estudio se había terminado. Aunque ya no tenían que terminar el puzle, más del 90% de los participantes siguieron resolviéndolo por su cuenta. Es lo que se ha denominado como efecto Cliffhanger “colgar de una acantilado” , por ejemplo, el enganche en tu serie preferida cuando te dejan varios argumentos abiertos al final de temporada.
La razón de todo ello parece ser que una tarea inacabada crea una tensión o carga psicológica consistente en la aparición de una serie de pensamientos molestos o incómodos que tan solo es liberada cuando se completa lo empezado. Así, esta carga psicológica por terminar lo que se empieza actúa como una motivación para terminar esa tarea y, por tanto, es esa tensión la que hace que recordemos mejor lo inacabado a lo acabado.
¿Cómo podemos aprovecharnos del efecto Zeigarnik?
Aplicado a la productividad:
La mejor forma de dejar de posponer las tareas importantes es simplemente empezarlas Hay una tendencia o necesidad por terminar lo que se empieza y el no hacerlo nos genera unos pensamientos incómodos que nos acompañan hasta que finalmente lo terminemos.
Así, la mejor forma de vencer la resistencia que nos impide comenzar a realizar cualquier tarea, resistencia que aparece por lo difícil o trabajoso que mentalmente imaginamos que va a ser, se contrarrestara por la tensión que nos acompaña hasta que finalmente terminemos la tarea comenzada.
La mejor forma de completar un proyecto o tarea es simplemente empezando, no importa por dónde o cómo, simplemente comenzar. Aunque siempre será mejor hacerlo por la parte más fácil, el efecto Zeigarnik nos dice que, una vez dado el primer paso es mucho más probable seguir adelante.
De cualquier manera, este efecto tiene una excepción, no funciona bien si no existe motivación por lograr un objetivo. Si lo que tenemos que hacer no nos importa, o nos resulta molesto, entonces trataremos de buscar excusas para no hacerlo. Aún así si nos ponemos a ello es más fácil que lo terminemos que si ni siquiera lo intentamos.
Aplicado al aprendizaje:
Hacer pausas en nuestro tiempo de estudio Si la clave del efecto Zeigarnik es que recordamos mucho mejor lo incompleto que lo terminado, en vez de estudiar algo de una sola vez, los tiempos y pausas que cada cierto tiempo nos permiten descansar tienen un efecto beneficiosos en la retención. Aunque no existe ningún ciclo universal sobre tiempo de estudio/pausa lo más aceptado en las sesiones de estudio se encuentra entre los 40-60 minutos de estudios con pausas de cinco a diez minutos. Existe una técnica muy conocida relacionada con los ciclos de estudio llamada técnica pomodoro consistente en sesiones de estudio de veinticinco minutos y descansos de cinco minutos.
Otra aplicación del Efecto Zeigarnik en el aprendizaje es dejar el estudio en un punto que despierte curiosidad por saber más o que, simplemente,. no esté terminado, por ejemplo, en vez de terminar un capítulo entero, dejarlo cuando se despierte en mí la curiosidad o una página antes de terminarse, así, nos aseguramos cierta motivación para poder retomar el estudio con un menor esfuerzo.
Aplicado al marketing:
Quizás, las aplicaciones del efecto Zeigarnik al marketing son las más usadas y conocidas y así, desde la utilización de tráilers de películas, los momentos finales de suspense en los capítulos de series o primeras partes de libros o los títulos de articulo “7 efectos que te sorprenderán…” se basan en presentar una idea incompleta para crear en el receptor del mensaje una tensión. Esta tensión será la motivación para llevar a cabo la acción: ver la película, comparar la segunda parte o leer el artículo.
¿Conocías el efecto Zeigarnik? ¿En que otros ámbitos crees que funciona? ¿No crees que este efecto puede ser también la razón de la adicción que crean los juegos de nivel tipo Candy Crush?…
2 respuestas
Ahora entiendo por qué no puedo dejar de pensar en las cosas que dejo a medias, como esa serie que dije que iba a terminar… hace meses
Excelente información muchas gracias