En los primeros años de vida, los niños y las niñas establecen fuertes vínculos con sus padres y también con sus familiares más cercanos. Esto es primordial para los pequeños, pues a través de su entorno más íntimo empiezan a desarrollar y a mostrar sus emociones y sentimientos, tanto los positivos como los negativos.
Sin embargo, la figura del educador infantil es, en muchos casos, la primera persona con la que el niño o la niña contactará fuera de su zona de seguridad familiar. De ahí que una de las aptitudes más importantes de estos profesionales es la confianza y el afecto, es decir, favorecer el acercamiento por medio de un trato afectivo, especialmente durante el periodo de adaptación del niño o la niña a su nuevo entorno didáctico.
Cuando hablamos de educadores infantiles hacemos referencia a los profesionales que supervisan y enseñan a los más pequeños en sus primeros meses o años de vida. Su labor consiste en programar, ejecutar y supervisar las diferentes actividades que realizan con los niños y niñas que acuden a las escuelas infantiles, cuyo rango de edad está comprendido entre los 0 y los 6 años.
Estos programas infantiles aplican métodos de aprendizaje y enseñanza que impulsan el desarrollo personal del niño, así como su capacidad de expresión, comunicación y socialización. Entre los aspectos que tratan de inculcar en los primeros años de vida de sus alumnos se encuentra el vocabulario, la escritura y lectura básica, el desarrollo de interacciones sociales además de valores como la solidaridad, el compañerismo o la empatía.
Los educadores infantiles deben trabajar en ambientes positivos y ser capaces de detectar posibles dificultades en los niños, corrigiéndolas o reconduciéndolas con técnicas estimulantes e inclusivas. Los profesionales de la educación infantil deberán estar prestos y dispuestos, por lo tanto, a la formación continua.
Según el centro concreto en el que trabajen deberán utilizar diferentes herramientas que faciliten la comunicación y el aprendizaje con el niño. Los recursos más populares son técnicas como la Gamificación o métodos como el Montessori. Cualquier sistema utilizado en el aprendizaje de los más pequeños deberá ser personalizado y adaptado a sus necesidades específicas y evolución por parte de los educadores.
Además, el papel de los educadores infantiles resulta igualmente fundamental al tratarse de uno de los primeros profesionales formados y preparados para guiar, orientar y acompañar a los padres en la educación de sus hijos, así como uno de los primeros referentes para los niños más allá de su círculo familiar.
Por lo tanto, los educadores infantiles deberán alcanzar todos estos objetivos con la mayor profesionalidad y entrega. Para la correcta intervención educativa y la certera atención social a la infancia y a la familia deberán contar con las siguientes cinco cualidades imprescindibles.
- Empatía: una de las cualidades que más puede beneficiar al educador en el desempeño de su trabajo es ser una persona cercana y comprensiva, capaz de entender y tratar a los pequeños. La actitud empática debe establecerse con alumnos, padres y el resto del equipo con el que debe trabajar de forma coordinada. Entablar una relación próxima y tolerante con los niños contribuirá a que ellos mismos adopten esos valores y aprendan la importancia de respetar a los demás. Una buena dosis de paciencia hará mucho más llevadero el desarrollo de actividades y la consecución del objetivo final.
- Responsabilidad: la virtud imprescindible en el cuidado y educación de bebés y niños. El educador social será el encargado de realizar la programación, el diseño y la ejecución de actividades sociales y educativas, así como encargarse de su correcto cumplimiento. Velará por la seguridad y protección de los más pequeños en momentos críticos como sus primeros pasos y en otras muchas situaciones en las que los niños aún no perciben el peligro. A pesar de ello, su responsabilidad primordial será implantar en sus alumnos los valores adecuados para que forjen su propia personalidad sobre una base bondadosa, respetuosa y empática.
- Compromiso: otra de las responsabilidades intrínsecas de los profesionales encargados de educar y cuidar de los más pequeños requiere su compromiso con el trabajo y con los objetivos del mismo. Deberá garantizar la estimulación del desarrollo de los más pequeños además de transmitir energía positiva para motivar e inspirar a los niños a crecer en su desarrollo y creatividad. Debe ser una persona vital que acompañe el ritmo frenético de los niños, lo que requiere mucha energía. A la vez debe ser afectuoso, tener habilidades sociales y resolver posibles conflictos, así como transmitir calma en momentos problemáticos.
- Atención: para detectar y prevenir potenciales o futuros problemas en el proceso de aprendizaje y comportamiento de los pequeños. Velar por su seguridad de forma asistencial, sin crear alarmas ni miedos requiere mucha atención pero transmitirá confianza en el niño, contribuyendo a reforzar su seguridad. Además, si se produjeran contingencias entre alumnos o problemas con el desarrollo de algún alumno, deberá identificarlo y trabajar de forma específica actividades adaptadas al fomento de su desarrollo.
- Creatividad: influye en el dinamismo y motivación del método educativo utilizado. Debe proponer actividades didácticas dinámicas tanto individuales como colectivas. La formación de los niños en edades tempranas debe comprender diferentes campos como puede ser la alimentación, la independencia, el aseo, la higiene o el respeto, y su puesta en práctica debe ser a través de juegos o actividades como cuentacuentos, canciones, poemas o teatros. Si el educador da rienda suelta a su imaginación podrá crear ejercicios o talleres que ayuden a los alumnos a trabajar diferentes aspectos del aprendizaje de forma variada y amena. En este sentido, la facilidad inventiva hará mucho más sencilla la adaptación tanto al método de enseñanza como a las necesidades del grupo o a las específicas de cada niño.
FORMACIÓN RELACIONADA: Curso de Auxiliar de Escuelas Infantiles y Ludotecas
Un comentario
Completamente de acuerdo con todo lo que comentáis. La figura del educador infantil es muy importante para los niños a esa edad y estas cualidades son fundamentales para que tengan una experiencia óptima.