Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), son enfermedades de causa multifactorial originados por la interacción de factores biológicos, psicológicos, familiares y socioculturales que se caracterizan por comportamientos inapropiados para perder peso o evitar la ganancia del mismo.
Las características fundamentales de los Trastornos de la Conducta son su fundamentación psicológica y así, aunque el síntoma externo sea una alteración de la conducta alimentaria (dietas prolongadas, negación a comer determinados alimentos, vómitos autoinducidos, pérdida de peso…) en la base del trastorno existe una alteración psicoemocional (autoestima baja, percepción corporal distorsionada, insatisfacción personal,…). A nivel médico son consideras enfermedades mentales.
Trastornos de Conducta Alimentaria más comunes:
Dependiendo de su sintomatología externa los TCA más comunes entre los adolescentes son la Anorexia, la Bulimia y los Trastornos de la Conducta Alimentaria No Especificado (TCNAE)
- La Anorexia es el más conocido aunque su incidencia en la población es menor que la de otros trastornos. Se define por la presencia de una pérdida deliberada de peso por un ayuno autoimpuesto. Además de una delgadez extrema, las personas con anorexia presentan un miedo intenso a ganar peso y una imagen corporal distorsionada.
- La Bulimia, más frecuente que la anorexia, es más difícil de detectar. Se caracteriza por episodios repetidos de ingesta excesiva (atracones) seguido por periodos de ingesta de comida normal o ayuno pero sin llegar a pérdida extrema de peso. Para evitar el aumento de peso de los atracones, que deben repetirse con frecuencia, recurren a la inducción del vómito, uso de laxantes, dietas exageradas y/o abuso del ejercicio.
- Cuando se presentan síntomas relacionados con la conducta alimentaria pero no se cumplen los criterios para diagnosticar una anorexia o bulimia, por ejemplo, una persona que presenta atracones y purgas, pero con una frecuencia baja y/o irregular (para diagnosticar bulimia los atracones y conductas compensatorias inapropiadas tienen lugar, como promedio, al menos dos veces a la semana durante un periodo de tres meses) se considera que la persona presenta un Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado (TCNAE).
Comúnmente son trastornos que tardan en hacerse visibles ya que, al ser síndromes parciales, repercuten menos en el aspecto físico o conductual de las personas, disminuyendo su motivación y la de sus familiares en pedir ayuda. En cualquier caso, el hecho de que el TCANE sea un cuadro incompleto no quiere decir que sea menos grave o que no necesite tratamiento.
Actualmente se afirma la existencia de un incremento de estas formas de presentación parcial de los TCA y, sin embargo, los estudios al respecto demuestran que los trastornos de la alimentación no constituyen una enfermedad “todo o nada” sino que ese extienden a lo largo de un continuo que va desde las personas con una injustificada preocupación por su peso hasta los casos clínicamente establecidos.
Creencias erróneas respecto a la anorexia y la bulimia:
Una de las creencias erróneas más común con respecto a la anorexia y la bulimia dice que: “si comes mucho y vomitas tienes bulimia, y si no comes tienes anorexia”.
El vómito no es una práctica exclusiva de la Bulimia, ya que puede aparecer en otros trastornos de la conducta alimentaria. Por ejemplo, la Anorexia puede presentarse en base a dos tipos, uno de tipo restrictivo y otro de tipo purgativo siendo tan solo en el segundo tipo donde son comunes los vómitos y atracones además de la dietas.
Igualmente, una persona puede padecer bulimia y no vomitar, diferenciándose en la Bulimia dos tipos: purgativa, por la cual la persona se provoca regularmente vómitos y no purgativa, donde la persona ayuna o hace ejercicio físico intenso pero no se provoca vómitos.
En los trastornos de la conducta alimentaria no especificados (TCANE) también es común la presencia de vómitos autoinducidos.
Otra de las creencias falsas sobre los trastornos de la conducta alimentaria es pensar que son enfermedades que pueden deducirse de la apariencia física de la persona, por ejemplo, si alguien tiene un “tipazo” no puede tener un TCA o, por el contrario, si está excesivamente delgado es porque sufre anorexia.
En la mayoría de los casos, la apariencia física de una persona que sufre un TCA es completamente normal y asumir erróneamente que existe relación entre apariencia física y trastorno de la conducta alimentaria dificulta la detección del mismo.
Además, está percepción errónea hace que muchos adolescentes o sus familias perciban la importancia del trastorno en función de si están más o menos bajo de peso lo que conlleva a una perpetuación del trastorno. Sin embargo, los TCA no son enfermedades de aparición repentina y cursan con frecuencia con recaídas y ciclos de recuperación. La detección precoz y el inicio temprano del tratamiento son, en buena medida, los factores claves para lograr el éxito en los tratamientos.
Las creencias erróneas sobre los TCA hacen más difícil su detección y, cuanto más tiempo pasa sin que se traten, más difícil es su curación. ¿Nos ayuda a desmontar más creencias erróneas sobre la anorexia y la bulimia?