El dibujo en la edad infantil puede ser considerado como el medio de expresión más libre y natural y, por ello, el análisis del dibujo de los niños, sobre todo durante su creación puede ser utilizado para “escucharlos”, es decir, conocer aspectos, tanto positivos como negativos de su desarrollo. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que este análisis interpretativo no será más que una aproximación que debe ser relacionada con su entorno social, familiar y escolar.
¿Qué podemos observar cuando un niño dibuja?
- Observar cómo coge los lápices: una presión excesiva puede ser un indicador de tensión. También puede indicar cierta impulsividad o falta de control,
- Observar si disfruta o no de la actividad. El hecho de que a un niño le guste dibujar, es un buen indicador de la capacidad de motivación y aprendizaje posterior.
- Observar el espacio que ocupa el dibujo en el papel: ocupar todo el espacio se asocia a confianza y seguridad y, por el contrario, pequeños dibujos reflejan timidez o introversión. De cualquier forma hay que tener en cuenta que los niños muestran más variabilidad en el tamaño de sus dibujos que los adultos normales.
- Observar los colores que utiliza ya que si es creativo cogerá muchos lápices. También, observar si borra de un modo excesivo, lo que puede deberse a indecisión o auto insatisfacción.
¿Qué podemos observar de sus dibujos?
Cuando los niños dibujan a su familia suelen retratar primero a la persona que más valorizan (a quien admira, envidia o teme). En la gran mayoría de los casos ocupa el primer lugar a la izquierda de la página, dado que el dibujo generalmente se construye de izquierda a derecha. Se destaca por tener un tamaño mayor al resto de los personajes, guardando las proporciones.
Antes de los 6 años pueden dibujarse ellos en primer lugar debido al egocentrismo propio de estas edades para posteriormente dibujar a los padres en los extremos como medida de protección siendo el orden por edades el más habitual cuando se representa a la familia.
Representar a las figuras juntas se asocia con la armonía familiar y si están sueltas se puede mostrar algún tipo de distancia afectiva o emocional. Cuando siente rechazo hacia algún miembro de la familia lo pintará más alejado y si percibe el entorno como inestable o le produce dolor, decide a veces no pintarse a él mismo.
Los árboles frutales o de navidad, que en mayores suelen indicar dependencia e inmadurez son muy común en los dibujos infantiles y así, cuanto más típico es el árbol más socializado está el niño. En menores bajo custodia y, en general en menores con problemas afectivos suele ser habitual dibujar un agujero en medio del tronco.
También se ha descrito que los niños con altas capacidades suelen incluir movimiento en la mayor parte de las figuras: árboles meciéndose, personas caminando, perros saltando, pájaros volando…
En las figuras humanas, los dibujos de los más pequeños se concentran en la cabeza, la cara y en pocas cosas más. En segundo orden de importancia le siguen los brazos y piernas. A los 5 años no es extraño que los brazos se dibujen como extensiones de la cabeza y no del cuerpo. Con respecto al cuello y hombros es normal que no aparezcan antes de los 8 años. La aparición de las manos y los dedos suele darse en torno a los 5 años, los pies suelen aparecer algo más tarde.
El color de los dibujos tiene un escaso poder en la interpretación de los mismos y así por ejemplo la utilización de un solo color puede ser debida a que sea el preferido o que, por el contrario la ausencia sea debida a que, al ser el preferido no se utiliza para que no se gaste. Además, en el uso de los colores existe una influencia cultural, de género y de la moda. En cualquier caso los dibujos con ausencia de color pueden indicar vacío afectivo y generalmente los niños extravertidos utilizan gran número de colores vivos (rojo, amarillo, naranja, blanco), mientras que los introvertidos utilizan pocos colores en su dibujo, normalmente uno o dos, y suelen decantarse por los colores fríos (azul, verde, violeta o gris).
Teniendo en cuenta que ninguna señal puede considerarse certezas, ya que hay que contar con la edad del niño, su entorno, sus experiencias vividas,… y observar si se produce un cambio relevante en la trayectoria de los dibujos se consideran como señales de alarma si frecuentemente pinta la figura humana triste o con dientes, pelos en punta o manos abiertas, si frecuentemente las figuras o elementos dibujados suelen tener un tamaño excesivamente pequeño o si se repiten los mismos elementos una y otra vez sin variación.
Te recomendamos leer también > El dibujo infantil: características y etapas
Un comentario
Un buen articulo